Un fuerte movimiento telúrico de 6,9 grados de intensidad en la escala de Richter remeció en la tarde del viernes las regiones del Maule y el Bío Bío, y avivó los temores de la población de las zonas costeras que decidió autoevacuarse hacia lugares altos ante el peligro de un eventual tsunami.
Aunque las autoridades sismológicas descartaron riesgos de maremoto y llamaron a la calma tras asegurar que no hubo víctimas ni daños estructurales como resultado de la sacudida, la población se mantiene en vilo por la seguidilla de réplicas todo el fin de semana.
Hasta las 17:00 hora local del sábado fueron contabilizados 47 temblores, una treintena de ellos perceptibles por la población, confirmó el Servicio Sismológico de la Universidad de Chile.
Vivimos en un país sísmico y hay que entenderlo. Deberíamos estar preparados y no entrar en pánico a cada rato, sino tomar conciencia de esa realidad y seguir viviendo -sostiene la experta chilena Diana Comte-; consejo muy difícil de acatar cuando la tierra se mueve bajo sus pies más allá de lo habitual.